martes, 20 de enero de 2015

Romance

Recopilación:  Andrea Coto Dos Santos. Aula 6º del Condao (CRA Alto Nalón).
                            
Informante:  Avelina González González (77 años). Payandi - Celleruelo  (Asturias)


Grandes guerras se publican por la tierra y por el mar, 
el conde Flor de Columbra por capitán general.
Lloraba la condensita, no dejaba de llorar,
acababa de ser casada y se tenía que separar.
Cuántos días, cuántos meses piensas estar por allá.
Deja los meses condesa, los años debes contar, 
si a los tres años no vuelvo a los cuatro casaras. 
Si eres una mujer de palabra a buscarme tu iras.
Pasan los tres y los cuatro y nuevas del conde no hay.
Un día estando de mesa, su padre empieza a hablar,
nuevas del conde no hay, nueva vida puedes tomar.
Duques y condes te piden hija te puedes casar. 
No lo quiera dios del cielo que yo me vuelva  a casar. 
Deme licencia mi padre para el conde ir a buscar. 
Licencia la tienes hija, mi bendición además. 
Se metió en su aposento llora que te llora. 
Puso medias de seda, de lana las fue a calzar, 
puso zapatos de raso, los puso de cordonal, 
cogió el cordón en la mano se marchó a peregrinar. 
Anduvo siete reinados morería y cristanial. 
Anduvo siete reinados y al conde no fue a encontrar, 
al bajar a los pinares buen albacada fue a encontrar.
-Vaquerito, vaquerito ¿de quién llevas tantas vacas?
-Son las del hierro señal, son del conde Flores señora,
 que en aquel castillo está, el conde  se va a casar.
Ya tiene muertas las gallinas, ya están amasando el pan, 
muchas gentes combinadas que muy lejos están. 
-Vaquerito, vaquerito por la santa trinidad, 
por el camino más corto me tienes que encaminar allá.
Al llegar junto al castillo al conde se fue a encontrar, 
-dame limosna buen conde, por Dios y la  caridad, 
-mira abajo peregrina que abajo se la darán,
- abajo ya la he pedido y no me la quieren dar. 
Entonces el conde señor un real de plata le da. 
-Para tan grande señor poca limosna me da, 
-pida romerita que lo que pida tendrá.
-Pido ese anillo de oro que en tu dedo chico está.
-Oh que ojos de romera que en la vida los vi tal.
-Si los has visto buen conde, que si en Sevilla están, tan en Sevilla la romera, poco se cuenta por allá.
El conde Flor de Romera poco bien y mucho mal, entonces abrió el hábito:
-No me conoces buen conde? Vaya si me conocerás esta real de verde que me diste pa soldar.
La miro de arriba abajo, el conde se fue hacia atrás,
 ni con agua ni con vino no se podía acordar, solo recordaba los dulces que la condesa le dá.
Entonces bajó la novia, que en el castillo está.
-Maldita la romerica, quien la trajo por acá?
-Que no la maldiga ninguna que es mi mujer natural, con ella voy a mi tierra, quédese con Dios la novia que los amores primeros son muy malos de olvidar, vestidita y sin calzar.

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