Recopilación: Andrea Coto Dos Santos. Aula 6º del Condao (CRA Alto Nalón).
Informante: Avelina González González (77 años). Payandi - Celleruelo (Asturias)
Grandes guerras se publican por la
tierra y por el mar,
el conde Flor de Columbra por capitán general.
Lloraba la
condensita, no dejaba de llorar,
acababa de ser casada y se tenía que separar.
Cuántos días, cuántos meses piensas estar por allá.
Deja los meses condesa, los
años debes contar,
si a los tres años no vuelvo a los cuatro casaras.
Si eres
una mujer de palabra a buscarme tu iras.
Pasan los tres y los cuatro y nuevas
del conde no hay.
Un día estando de mesa, su padre
empieza a hablar,
nuevas del conde no hay, nueva vida puedes tomar.
Duques y
condes te piden hija te puedes casar.
No lo quiera dios del cielo que yo me
vuelva a casar.
Deme licencia mi padre
para el conde ir a buscar.
Licencia la tienes hija, mi bendición además.
Se
metió en su aposento llora que te llora.
Puso medias de seda, de lana las fue a
calzar,
puso zapatos de raso, los puso de cordonal,
cogió el cordón en la mano
se marchó a peregrinar.
Anduvo siete reinados morería y cristanial.
Anduvo
siete reinados y al conde no fue a encontrar,
al bajar a los pinares buen
albacada fue a encontrar.
-Vaquerito, vaquerito ¿de quién llevas
tantas vacas?
-Son las del hierro señal, son del conde Flores señora,
que en
aquel castillo está, el conde se va a
casar.
Ya tiene muertas las gallinas, ya
están amasando el pan,
muchas gentes combinadas que muy lejos están.
-Vaquerito,
vaquerito por la santa trinidad,
por el camino más corto me tienes que
encaminar allá.
Al llegar junto al castillo al conde
se fue a encontrar,
-dame limosna buen conde, por Dios y la caridad,
-mira abajo peregrina que abajo se la
darán,
- abajo ya la he pedido y no me la quieren dar.
Entonces el conde señor un
real de plata le da.
-Para tan grande señor poca limosna me da,
-pida romerita
que lo que pida tendrá.
-Pido ese anillo de oro que en tu dedo
chico está.
-Oh que ojos de romera que en la vida
los vi tal.
-Si los has visto buen conde, que si
en Sevilla están, tan en Sevilla la romera, poco se cuenta por allá.
El conde Flor de Romera poco bien y
mucho mal, entonces abrió el hábito:
-No me conoces buen conde? Vaya si me
conocerás esta real de verde que me diste pa soldar.
La miro de arriba abajo, el conde se
fue hacia atrás,
ni con agua ni con vino no se podía acordar, solo recordaba los
dulces que la condesa le dá.
Entonces bajó la novia, que en el
castillo está.
-Maldita la romerica, quien la trajo por
acá?
-Que no la maldiga ninguna que es mi
mujer natural, con ella voy a mi tierra, quédese con Dios la novia que los
amores primeros son muy malos de olvidar, vestidita y sin calzar.
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